¿Qué es un Ministro Laico? Un Paradigma Alternativo de Liderazgo en la Iglesia

Al estudiar los grandes avivamientos en la historia de la Iglesia rápidamente se puede notar que todos han sido principalmente compuestos por laicos. En el Gran Avivamiento en África Oriental, por ejemplo, que llevó a la Iglesia Anglicana a crecer por millones de miembros, muchas de las congregaciones dentro de una parroquia en crecimiento fueron lideradas por líderes que ellos llamaban catequistas laicos y que nosotros llamamos ministros locales o ministros laicos¿Qué rol cumplen estos líderes y como podemos utilizarlos para expandir la Iglesia? 

1.     ¿Qué quiere decir el término <<Ministro laico>> o <<Ministro local>>?

Un ministro laico o ministro local (como se usa en Brasil) es un líder laico que dirige una congregación o establece una nueva congregación bajo la dirección de un pastor ordenado (presbítero). Una parroquia es una grupo de 2 a 12 congregaciones que trabajan unidos, cada uno dirigido por un laico pero la parroquia completa esta bajo un presbítero. 
En Latinoamérica usamos la palabra Ministro Laico para describir a un líder laico que funciona bajo la dirección supervisada de un pastor ordenado. Generalmente estos lideres laicos son bivocacionales que tienen un trabajo aparte de su ministerio en la congregación local. Más que todo en los ministros laicos se ha discernido dones de liderazgo y pastoreo y el deseo y capacidad de invitar y reunir a nuevos grupos de personas. Ellos aseguran que el pueblo de Dios esté preparado y que el pueblo este siendo discipulado.

2.     ¿Qué función cumple un ministro laico?

Esencialmente, un ministro laico se encarga de dirigir una nueva congregación bajo la supervisión y mentoreo de un pastor presbítero. Él ministro laico se encarga de las actividades ordinarias de una congregación como predicación y el levantamiento de equipos ministeriales. Los dones principales del ministro laico varían de una persona a otra pero generalmente tienen dones pastorales y/o evangelísticos. 


3. ¿Por qué es importante tener ministros laicos?

Los Ministros Laicos ayudan con la expansión espontánea de la Iglesia de Dios. Este modelo da permiso a los lideres laicos a misionar y a fundar congregaciones dentro de su propio contexto. Ya no dependemos simplemente líderes “profesionales.” Ministros laicos pueden establecer congregaciones para que el crecimiento de la Iglesia sea rápida, orgánica, flexible y diversa. 


4. ¿Cómo funciona la Santa Cena o Comunión en una congregación con un ministro laico?

Debe quedar muy claro que los ministros laicos no son líderes ordenados entonces no pueden ni deben celebrar los sacramentos de bautismo y Santa Comunión para mantener un orden y líneas de autoridad en la Iglesia. Respecto a la Santa Comunión hay 2 opciones distintas para las congregaciones con los ministros laicos:

1.     Pueden esperar la visita de un presbítero que pueda celebrar la Santa Comunión, quizás una vez por mes y simplemente tener culto con predicación de la palabra las otras 3 veces al mes. 

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2.     Dentro del modelo de una Familia de Congregaciones (llamado Zona o Parroquia), un ministro laico puede distribuir semanalmente elementos ya bendecidos por su presbítero supervisor en un culto de Comunión. Esto está a discreción del líder regional.

5. ¿Será que ser ministro laico es nada más que un paso hacia la ordenación? 

No necesariamente. El rol de ministro laico no se limita a los que eventualmente quieren ser ordenados. Uno puede cumplir el rol de un ministro laico por toda una vida, sin buscar ordenación. Es importante que todos sepan esto para que las personas que tal vez sientan un llamado de establecer una nueva congregación saben que lo pueden hacer como laicos. 

Sin embargo, muchos nuevos pastores orgánicamente surgirán de un grupo ministros laicos. En algunos lugares de África, por ejemplo, se les pide como requisito a los que quieren ser ordenados de primero servir como ministros laicos por por lo menos 5 años antes de comenzar su proceso de ordenación. Así la ordenación viene como fruto de un ministerio fructífero y el pueblo de Dios puedes comprobar el llamado y los dones del candidato para ordenación porque ya lo han visto en acción. 
6. ¿Cómo llega uno a ser un ministro laico?
Los lideres regionales y los presbíteros ayudan a identificar a las personas de sus congregaciones que podrían tener dones de liderazgo de este tipo. Ellos les animan a estos laicos abrir nuevas grupos evangelísticos (grupos de vida misional y casas de paz) y eventualmente nuevas congregaciones bajo su supervisión. No se les da el título o rol oficial de ministro laico hasta que primero esto se haya discernido por el fruto de su ministerio ya realizado. 

Reflexione sobre la historia del ministerio del Obispo John Rucyahana de Ruanda, África. Como laico, John Rucyahana había formado dos nuevas congregaciones, y después de esto su rector/pastor presbítero supervisor le presentó la idea de ser un ministro laico. El ministerio y el fruto surgieron primero y luego los títulos y cargos formales. Desde el principio, la Iglesia siempre ha tenido maneras como estas de crecer y expandirse espontáneamente. 

Abajo puedes ver 3 modelos o odres de plantación de iglesias y de liderazgo. El tercer modelo es el usado en el Avivamiento de África Oriental y en otros avivamientos de alto crecimiento y expansión. 

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Plantación de Iglesias y los 5 Dones de Liderazgo: Efesios 4:1-12

El Nuevo Testamento en varios lugares describe dones o “carismas” (que significa literalmente “gracias”) dadas al cristiano por el Espíritu Santo. Describe dones de administración, compasión, lenguas, sanación, liderazgo entre otros. Todas son necesarias para que el cuerpo de Cristo trabaje de una manera sana y madura.

El libro de 1 Corintios describe una situación de desequilibro y caos que resulta cuando los dones del Espíritu se convierten en un “show,” un fin en sí y un motivo de orgullo, como tristemente se ha visto también hoy en día en ciertas iglesias. Sin embargo, no por esta razón debemos abandonar los dones. En vez debemos aspirar a Dios que nos los de (1 Corintios 14:1). El propósito de todos estos dones son para la “edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12). Para plantar iglesias, para hacer la misión que Cristo nos encomendó es esencial entender los dones del Espíritu.

Efesios 4 habla de lo que se han llamado los cinco dones de liderazgo. Estos son cinco dones esenciales para la expansión misionera y madurez de la iglesia. En mi experiencia todo líder tiene por lo menos uno de ellos. Son como cinco piezas principales de un rompecabezas que juntos forman un increíble diseño. Para que una congregación crezca y se multiplique es necesario reconocer, bendecir y soltar estos cinco dones.

Es importante recordar que Pablo los llama

dones

; no son primeramente títulos o cargos profesionales.  Es posible, por ejemplo, que alguien que tenga el puesto o título de pastor

en una iglesia no tenga el don de pastor. Esto, obviamente crea una situación no deseable, pero tristemente es muy común. A la vez, en esa misma congregación puede existir un niño que tiene uno de estos dones, pero no se ha desarrollado todavía. O puede existir un feligrés que tiene el don de pastor o de maestro pero no se le ha dado el permiso o reconocimiento para ejercer el don que tiene. Como punto aparte parece ser que estos dones son dadas sin diferencia a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos (Hechos 2:17-18). Con experiencia y capacitación todo miembro de la iglesia puede (¡y debe!) servir y ayudar en la expansión

y multiplicación de la iglesia.

Miremos uno por uno estos cinco dones.

Pastor

. El que tiene el don de pastor se preocupa principalmente por el cobijo y cuidado de ovejas. Siempre se le puede reconocer al que tiene el don de pastor porque es una persona a la cual todos acuden cuando tienen problemas y necesitan un consuelo o consejo. Los que tienen este don desarrollado tienen una capacidad enorme para demostrar compasión. Algunos ejemplos bíblicos e históricos:

El apóstol Juan (véase 1 Juan) y el

Pastor Rick Warren (Iglesia Saddleback, California, EE.UU.).

Profeta

. Este es uno de los dones mas malentendidos en la actualidad. La persona que tiene el don de

Martín Lutero

profeta tiene una habilidad dada por Dios de discernir entre lo falso y lo correcto. No es tanto hablar del futuro (aunque vemos unos ejemplos de esto en Hechos

como en Hechos 11:28) sino de discernir el presente. Son como un radar que detecta hipocresía y falsedad dentro de la Iglesia.  Cuando ven falsedad o pecado, se les es muy difícil no señalarlo. En la Biblia los profetas tenían el cargo de llamar al pueblo de Dios de regresar a la palabra de Dios cuando se habían alejado. A nadie le gusta que le apunten el dedo y que se les señale su pecado. En ese sentido los profetas son como una dosis de quimioterapia: esencial para quitar el cáncer, pero a le vez muy potente y hasta dañino si uno recibe demasiado. Por eso los profetas son muy perseguidos. Los profetas también se preocupan mucho por la necesidad de los pobres y los marginados.

Ejemplos Bíblicos e históricos: profetas Ezequiel, Isaías, Jeremías, Oscar Romero (Mártir y Obispo Católico Romano en El Salvador), Martin Lutero (Reformador Protestante), Martin Luther King Jr. y Rosa Parks (que pelearon por los Derechos Civiles de Afro-Americanos en EE.UU.), Madre Teresa de Calcuta.

Rev. John Stott

Maestro

. El maestro se apasiona por enseñar y estudiar la palabra de Dios. Pueden quedarse horas estudiando el significado de una palabra en el idioma original de la Biblia. El fruto de su trabajo es que el pueblo de Dios es alimentado y que crece como un bebé bien alimentado. Su deseo es que el pueblo de Dios puede entender y poner en práctica la palabra de Dios. Los que tienen este don les encanta estudiar teología e interpretación Bíblica.

Ejemplos: Apóstol Pedro, Rev. John Stott (Pastor y escritor anglicano), Samuel Escobar (Escritor y teólogo Peruano), Ernesto Padilla (Teólogo Argentino).

Luis Palau

Evangelista

. El o la evangelista es una persona que fácilmente habla con amigos, vecinos, compañeros de trabajo y familiares acerca de Cristo. Casi sin intentarlo, hablan de su relación con Dios y de lo que él ha hecho en su vida. Son personas que son buenos para invitar a sus amigos a la iglesia y hacerlos sentir en casa. Los que tienen este don se preocupan principalmente por los que están fuera de la iglesia y no conocen a Cristo. Es importante recordar que todos los cristianos tenemos que compartir nuestra fe, pero los que tienen este don nos pueden ayudar y alentar en como hacerlo. Los que tienen este don son esenciales al abrir un nuevo grupo celular en casa o al comenzar una nueva iglesia. Este don les da una habilidad especial de “juntar gente.”

Ejemplos: La mujer samaritana (Juan 4), Luis Palau, Billy Graham.

Apóstol

. Este es un don también no muy entendido en la iglesia anglicana o evangélica en general. Por los abusos que se han visto a veces preferimos ignorar o evitar hablar de este don. Nuevamente les recuerdo que Efesios 4 habla de “dones” no “títulos.” Para recobrar la “misionalidad” de la iglesia (una cultura y vision misionera) tenemos que recobrar un entendimiento bíblico de este don.

La persona que tiene el don de apóstol anhela como Pablo ir a “donde nunca antes se había oído hablar de Cristo para

no construir sobre bases puestos por otros

”  (Romanos 15:20). Los que tienen este don tienen dos pasiones: unidad y misión. Ellos entienden que la misión de Dios es un producto de la unidad de todos los miembros del cuerpo de Cristo. Misión no es el trabajo de un solitario pastor o “plantador de iglesia.”

Los que tienen este don tienen una habilidad especial de compartir visión y ver nuevas posibilidades y sueños. Les encanta ayudar a los demás a descubrir y usar sus dones y desarrollar nuevos líderes en la iglesia. Este don es esencial para que una congregación desarrolle un ambiente misionero, crezca y se multiplique.

Obispo anglicano Festo Kivingare 

Ejemplos: Apóstol Pablo, Juan Wesley (Fundador de la Iglesia Metodista), Ignacio de Loyola (Fundador de los Jesuitas), Tim Keller (Pastor y fundador de la Iglesia Redeemer en Nueva York, EE.UU.), Heidi Baker (Misionera en Mozambique, África que ha ayudado en la plantación de más de 1,000 iglesias), Obispo anglicano Festo Kivingare de Uganda que ayudó a plantar muchas iglesias durante el gran avivamiento en África oriental durante los años sesenta y setenta.

Como hemos dicho es posible que personas con ciertos cargos no tengan los dones necesarios para ese cargo o puesto. Es esencial, entonces, para la salud de la iglesia, que líderes tengan los dones necesarios para el cargo que ejercen. En nuestros contextos de plantación como Sociedad Misionera de San Pablo normalmente buscamos a personas que tienen el don de pastor para ejercer el cargo de

“ministro o pastor laico” (el título “catequista” es usado en África oriental). El que tiene el don de apóstol, normalmente también comienza como ministro laico en una congregación específica pero rápidamente se ve (a través del fruto de la multiplicación de congregaciones y grupos pequeños) que su llamado abarca más que una sola congregación sino toda una región o área. Los que tienen el don de maestro pueden ser predicadores o maestros laicos. Siempre se reconoce el don por su fruto y es importante recordar que cualquier título o cargo se da

después

de ver fruto y ministerio maduro-- no antes para no dar a entender que un título es un requisito necesario para ministrar o servir en la iglesia. Recomendamos que la ordenación también se discierne principalmente a través del fruto de trabajo y ministerio ya realizado, no como un requisito para poder servir en la iglesia o como un premio ganado por cierta cantidad de estudios. Esto evita muchos problemas y da libertad a la expansión de la iglesia.

¿Cómo puedes descubrir tu don o dones? Los dones se descubren cuando uno sirve rodeado por el cuerpo de Cristo.

Algunas ideas:

1)      Intenta servir en diferentes áreas o ministerios de la iglesia donde quizás no has servido antes (ministerio de niños, coro, bienvenida, etc) y habla de tu experiencia con un líder o mentor de confianza. 

2)      Habla con tu pastor o, aún mejor, tu equipo de plantación y pregúntales que dones ellos ven en ti. 

3)      Pon esto en oración pidiéndole al Espíritu que te ayude a descubrir los dones que el te ha dado.

Al concluir recordemos que el único que tiene los cinco dones en perfección es Cristo mismo. Ningún cristiano individual tiene todos los dones, pero como su Iglesia, el cuerpo de Cristo unido si los tenemos. Cuando nos unimos y trabajan juntos el cuerpo crece, se expande, y continúa el trabajo que Jesús hizo cuando Él estaba en la tierra.