Dandole “Sentido” a Adoración Moderna: Palabra, Espíritu, y Sacramento

Glenn Packiam es una de las voces más importante en el movimiento de adoración moderna. En un intento de razonar con los que continuamente difaman la adoración moderna, Glenn escribió un blog acerca de lo que críticos tal vez no sepan acerca de la adoración moderna.  

Como Glenn razona, no todas iglesias modernas son iguales, así que usualmente no ayuda el hacer declaraciones generales acerca de qué está mal con la adoración moderna, ó el categorizar toda adoración de mega-iglesia con adoración moderna. Él también observa que mucha de la crítica de adoración moderna viene de gente que quiere “matarla” en vez de gente que la quiere hacer mejor. Después, él habla acerca de lo bueno que hay en la adoración moderna, por ejemplo, su inspiración Espiritual, impulso misional, y capacidad de tocar nuestras emociones.

Tres Corrientes

Glenn y yo compartimos jornadas y convicciones similares acerca de la adoración. Ambos nacimos dentro de tradiciones litúrgicas, ambos hemos pasado tiempo en el mundo carismático, ambos hemos sido educados en la teología evangélica y ambos hemos encontrado nuestro camino hacia la tradición Anglicana, donde hay libertad para las tres corrientes—liturgia, Espíritu, y Palabra--para poder encontrar una expresión y forma integral. Puedes leer mi historia aquí.

Puesto en modo simple, ser carismático significa buscar la presencia del Señor a través de los dones del Espíritu, especialmente en un ambiente de adoración musical. Ser evangélico significa buscar la presencia del Señor a través de las Palabra de Dios, especialmente en una cultura de estudio bíblico y de la enseñanza del evangelio. Ser litúrgico significa buscar la presencia del Señor a través de los Sacramentos, especialmente en la Santa Cena y un cierto orden litúrgico para nuestras oraciones.

Mucha de la adoración contemporánea tiene una combinación de valores y elementos carismáticos y evangélicos. La mezcla de Palabra y Espíritu ha creado formas interesantes de adoración en las cuales la gente puede participar emocionalmente e intelectualmente. Esto es algo bueno, pero varios líderes de la adoración modernahan comenzado recientemente a invitar la participación de lo litúrgico. Esta es la razón: Lo sacramental involucra a los participantes físicamente, dándole vida a los tiempos de adoración e involucrando a todos los sentidos humanos en la adoración contemporánea, no solo emociones y lo intelectual.  

Medios Ciertos y Seguros

“Los sacramentos,” de acuerdo al Catecismo Anglicano, “son señales exteriores y visibles de una gracia espiritual e interna, dada por Cristo como medios ciertos y seguros por las cuales recibimos dicha gracia” (1979 Libro de Oración Común, p. 857, mi énfasis). El Santo Bautismo y la Santa Comunión son los dos sacramentos por los cuales Jesús promete hacerse presente con nosotros. Más y más adoradores contemporáneos están yendo hacia los “medios ciertos y seguros” de los sacramentos para dar “sentido” a su adoración.

La adoración contemporánea como la acabo de describir, intencionalmente involucra al intelecto y las emociones humanas, especialmente a través de los valores evangélicos y carismáticos de la Palabra y el Espíritu. ¡Gloria A Dios! Pero cuando nos reunimos para adorar, no solo nos reunimos para cantar una canción o solamente escuchar un sermón, pero también para participar en una Cena.

Los “medios ciertos y seguros” de la Cena dan “sentido” a las canciones y sermones de la adoración contemporánea. La Santa Cena nos ayuda a tener un encuentro integral (de emociones, intelecto y sentidos/cuerpo) y real con Cristo. La Santa Cena nos da una fundación, nos conecta con el mundo material, y nos conecta con belleza. El sacramento hace que nuestra adoración se centre en la verdad que existe en Cristo--la “Cena” es el mensaje.

San Juan nos dice que Jesús es la totalidad de gracia y verdad. La adoración moderna valora gracia y verdad, especialmente la experiencia de regalos-de-gracia (charis) y el entendimiento intelectual de las buenas nuevas (evangel). La Santa Cena asegura que la gracia y la verdad no sean reducidas a abstracciones carismáticas y evangélicas. Gracia es una Persona, no sólo un regalo. Verdad es una Persona, no sólo una idea. Nosotros podemos “sentir” y “creer” algo, pero los sacramentos ayudan a que nuestras emociones y creencias no se conviertan en la razón y la finalidad de nuestra adoración. La Santa Cena asegura que recibamos la Persona de Jesús, no simplemente regalos e ideas.

Emaús y Pentecostés

No era hasta que el Cristo resucitado rompió pan que su presencia fue plenamente real-izada entre sus discípulos. Abriendo la Palabra con ellos en el camino a Emaús no fue lo suficientemente “cierto y seguro.” Ni siquiera su presencia física con ellos fue suficiente. Sus corazones ardían (emociones) y sus cerebros iban a mil millas por hora (intelecto), pero ellos no llegaron a sus sentidos ni se dieron cuenta de quién era él hasta que él rompió pan (lo físico e tangible). La Santa Comunión dio “sentido” al sermón de Jesús y la experiencia ardiente de los discípulos.

No era hasta que los Apóstoles en Hechos bautizaron a los convertidos que la presencia de Cristo fue plenamente realizada en sus vidas. El tono en el Día de Pentecostés fue emocionalmente ardiente e intelectualmente estimulante. Pero la combinación del poder dinámico del Espíritu (emociones) y la exposición, centrada en Cristo, que dio San Pedro de la Escritura (intelecto) no fue lo suficientemente “cierto y seguro.” “¿Qué debemos hacer?” ellos preguntaron. “Arrepiéntanse y sean bautizados” (lo físico e tangible). El Santo Bautismo dio “sentido” al sermón de Pedro y a sus experiencias emocionales.

Después, Lucas escribe que los discípulos recientemente bautizados “se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en la Cena del Señor, y a la oración.” Cada vez que rompían el pan, igual que en Emaús, la presencia de Cristo fue plenamente realizada entre los discípulos. La Santa Cena continuamente daba “sentido” a sus experiencias de la Palabra y el Espíritu. Pablo recuerda a la Iglesia de los Corintios esta verdad. Y ahora el Espíritu y la Palabra nos recuerdan a nosotros.

Conclusión

Jesús y los Apóstoles enseñan a los adoradores contemporáneos como real-izar la presencia de Cristo en la adoración. Somos como Tomás quien, dudando su experiencia, necesitaba físicamente tocar el cuerpo roto del Cristo resucitado. La Santa Cena y el bautismo son esenciales para la adoración moderna, dando vida a nuestras experiencias emocionales e intelectuales de Cristo. Sermones y canciones son increíblemente importantes en nuestra adoración y la Cena es un “medio cierto y seguro” por el cual nosotros podemos entender y dar sentido a todo. La Santa Cena encarna la Gracia y Verdad de la Persona de Jesucristo. La adoración moderna combina lo carismático y lo evangélico y ahora está involucrando lo litúrgico. Palabra, Espíritu, y Sacramento. No matemos adoración contemporánea. Hagámosla mejor.

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Traducido y adaptado de un artículo por Ryan Flannigan, un líder de United Adoration/Adoremos Juntos quién estará participando en el retiro de compositores en San Diego Agosto 3-4, evento pre-conferencia de Caminemos Juntos.